Una función natural
Este tipo de problemas requieren, en primer lugar, captar el comportamiento de una función haciendo pruebas sobre números concretos, hasta elaborar una conjetura que nos permita aproximarnos a números mayores, e incluso a una tendencia general.
Para n = 1 nos dan el valor, 1. Para n = 2, como n = 2*1, f(n) = 3*1 = 3. De la misma forma, f(3) = 1 + f(2) = 3 + 1 = 4.
Podemos entonces calcular f(7) = 1 + f(6) = 1 + 3*f(3) = 1 + 3*(1 + f(2)) = 1 + 3 + 3*3*f(1) = 1 + 3 + 3*3 = 1 + 3 + 9 = 13. Respondemos, por lo tanto, a la primera pregunta.
Con un poco de intuición, podemos observar que si expresamos un número como suma de potencias de dos (como podemos hacer, por ejemplo, con 27 = 1 + 2 + 2*2*2 + 2*2*2*2), su imagen a través de esta función consiste en cambiar los números 2 por 3. Puesto que todo número puede expresarse así, es una buena caracterización.
Entonces, un número podrá o no ser imagen de otro si se puede expresar como suma de potencias de tres, cosa que no todos los números pueden lograr.
Seguimos, entonces, con f(8) = f(2*2*2) = 3*3*3 = 27.
Y f(12) = f(2*2 + 2*2*2) = 3*3 + 3*3*3 = 9 + 27 = 36.
Continuamos, ahora a la inversa, 27 = 3*3*3, por lo tanto 27 = f(8).
Y 30 = 3 + 3*3*3 = f(2 + 2*2*2) = f(10).
Sin embargo, 29 no puede ser expresado como suma de potencias de 3, por lo que es imposible que sea imagen de cualquier número.
También se puede acotar y ver que es mayor que cualquier imagen por debajo de 9, y menor que cualquier imagen de números mayores que 10, pero hay que tener mucho cuidado.
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